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El tratamiento del cáncer puede interferir con la eyaculación al dañar los nervios que controlan la próstata, las vesículas seminales y la abertura de la vejiga. También puede detener la producción de semen en la próstata y las vesículas seminales, o puede interrumpir el camino que el semen normalmente toma para salir del cuerpo. A pesar de esto, un hombre puede conservar su capacidad para sentir el placer que se origina con el orgasmo. La diferencia es que durante este momento, se eyacula poco semen o nada en absoluto. A esto se le conoce como “orgasmo seco”.
Con el tiempo, muchos hombres se acostumbran a tener un orgasmo sin semen. Algunos otros dicen que el orgasmo no se siente igual de intenso, mientras que otros reportan que son más placenteros y de mayor intensidad. Los hombres pueden preocuparse de que sus parejas puedan notar un cambio dado que no hay una liberación real de fluidos durante el sexo.
La preocupación principal de algunos hombres es que el orgasmo sea menos placentero que antes. Otros se sienten molestos por los orgasmos secos porque desean engendrar un hijo. Si un hombre sabe con antelación sus deseos de procreación después del tratamiento, puede que quiera hacer un depósito de semen para que éste sea almacenado y usado en el futuro (Consulte La fertilidad y los hombres con cáncer para más información).
Es normal que haya una leve reducción en la intensidad del orgasmo conforme el hombre envejece, pero este decremento puede ser más severo en hombres cuyos tratamientos para cáncer interfieren con la eyaculación. Consulte Cómo manejar los problemas sexuales masculinos relacionados con el cáncer.
La cirugía puede afectar la eyaculación de diferentes maneras. Por ejemplo, si la cirugía extirpa la próstata y las vesículas seminales, el hombre ya no puede producir semen. La cirugía también podría dañar los nervios que van desde la columna y controlan la emisión del semen (momento en que el esperma y otros líquidos producen el semen). Hay que tener en cuenta que estos no son los mismos conjuntos de terminales nerviosas que pasan junto a la próstata y controlan las erecciones (lo cual se detalla en la sección Cómo el cáncer puede afectar las erecciones). Las cirugías que ocasionan problemas con la eyaculación se abordan más detalladamente a continuación.
Tras la prostatectomía radical (extirpación de toda la próstata) o la cistectomía radical (extirpación de la vejiga), un hombre no podrá más producir semen dado que la próstata y las vesículas seminales han sido extirpadas. Los testículos siguen produciendo espermatozoides, pero el cuerpo simplemente los reabsorbe. Esto no causa ningún daño. Después de estas cirugías contra el cáncer, el hombre tendrá orgasmos secos.
Otras operaciones pueden causar que el semen eyaculado regrese al cuerpo en lugar de salir. Esto se llama eyaculación retrógrada. En el momento del orgasmo, el semen es expulsado atrás hacia la vejiga en lugar de ir hacia fuera a través del pene. Esto es debido a que la válvula entre la vejiga y la uretra permanece abierta después de ciertos procedimientos quirúrgicos. Normalmente esta válvula se cierra estrechamente durante la eyaculación, pero al estar abierta, el nuevo recorrido de menor resistencia para el semen ahora es atrás hacia la vejiga. Esto no es doloroso ni nocivo; sin embargo, cuando el hombre orina después de este tipo de orgasmo seco, su orina tiene un aspecto turbio debido a que el semen se mezcla con la orina durante el orgasmo.
La resección transuretral de la próstata (TURP) es un ejemplo de operación que normalmente causa eyaculación retrógrada dado que daña la válvula de la vejiga. En esta cirugía se extrae el núcleo de la próstata al insertar un cistoscopio especial a través de la uretra.
Previamente se han descrito los conjuntos de fibras nerviosas que se encuentran a ambos lados de la próstata y ayudan a originar la erección. Aquí hablaremos sobre los nervios que recorren la columna vertebral y controlan la eyaculación. Las operaciones contra el cáncer que pueden provocar que los orgasmos sean secos al dañar los nervios que controlan la emisión (mezcla de esperma con fluidos para la producción del semen) son:
Algunos de los nervios que controlan la emisión recorren cerca de la parte inferior del colon y se dañan con una resección abdominoperineal o con una escisión mesorrectal total. La disección (extirpación) de los ganglios linfáticos puede dañar los nervios ubicados en la parte superior, donde rodean la aorta (la arteria mayor principal en la región del abdomen).
Los efectos de estas operaciones son probablemente muy similares, pero no es sino después de la disección de los ganglios linfáticos retroperitoneales cuando se sabrá más sobre el efecto en la función sexual. A veces esta cirugía solo origina la eyaculación retrógrada. Pero generalmente también detiene la emisión. Cuando esto sucede, la próstata y las vesículas seminales no pueden contraerse para mezclar el semen con los espermatozoides. En cualquiera de los dos casos se tiene como resultado un orgasmo seco. La diferencia entre una eyaculación retrógrada y una ausencia total de emisión es importante si un hombre desea procrear. La eyaculación retrógrada es más conveniente para quienes buscan ser padres debido a que los espermatozoides pueden ser obtenidos de la orina del hombre y purificarse en un laboratorio a fin de que sean usados para una inseminación en la mujer.
Algunas veces los nervios que controlan la emisión se recuperan del daño causado por la disección de los ganglios linfáticos retroperitoneales. Pero si la eyaculación del semen se reanuda, puede tomar hasta varios años para que regrese. Debido a que los hombres con cáncer testicular a menudo son jóvenes y aún no han terminado de tener hijos, los cirujanos usan métodos en los que se evitan daños a los nervios y permiten que la eyaculación permanezca normal después de la disección de los ganglios linfáticos retroperitoneales. Al estar en manos de cirujanos con mucha destreza, estas técnicas han ofrecido un índice muy elevado de la conservación de los nervios y la eyaculación normal. (Para más información, consulte Cáncer de testículo).
Algunos medicamentos pueden también restaurar la eyaculación del semen lo suficiente para poder recolectar el esperma para la concepción.
Si no se pueden recuperar los espermatozoides del semen o de la orina, es posible que especialistas en infertilidad puedan extraerlos directamente de su testículo mediante una cirugía menor, y luego usarlos para la fertilización de un óvulo de una mujer a fin de producir un embarazo.
La disección de los ganglios linfáticos retroperitoneales no debe afectar las erecciones de un hombre ni su capacidad para alcanzar el orgasmo, pero puede que implique que el placer del orgasmo sea menos intenso.
Climacturia es el término que se usa para describir la incontinencia urinaria durante el orgasmo. Esto es bastante común después de una cirugía de próstata, pero podría incluso no notarse. La cantidad de orina varía considerablemente, de unas pequeñas gotas a más de una onza. Esto puede ser más común en hombres que también tienen incontinencia urinaria de esfuerzo. (Los hombres con incontinencia urinaria de esfuerzo pierden orina cuando tosen, se ríen, estornudan o hacen ejercicio. Esto se debe a una debilidad en los músculos que controlan el flujo de orina).
La orina no presenta peligro para la pareja sexual, aunque puede ser una molestia durante el sexo. Este problema de fuga de orina tiende a mejorar con el tiempo, y el uso de condones y bandas elásticas de constricción puede ser útil (estas bandas se ajustan en la base erecta del pene para apretar la uretra evitando la fuga de orina). Si la climacturia le causa molestias tanto a usted como a su pareja, hable con su médico para averiguar qué puede hacer al respecto.
Algunos tratamientos contra el cáncer reducen la cantidad de semen que se produce. Tras la radiación a la próstata, algunos hombres eyaculan menos semen. Hacia el final de las sesiones de radiación, los hombres a menudo sienten un dolor agudo al eyacular. El dolor es originado por la irritación en la uretra (el conducto que acarrea la orina y el semen a través del pene), pero se desvanece con el transcurso del tiempo tras completado el tratamiento.
En la mayoría de los casos, los hombres que reciben terapia hormonal para el tratamiento del cáncer de próstata también pueden producir menos semen que antes.
La quimioterapia y otros medicamentos que se usan para tratar el cáncer rara vez afectan la eyaculación. Sin embargo, existen algunos medicamentos que pueden causar eyaculación retrógrada al dañar los nervios que controlan la emisión.
Para más información sobre la eyaculación, consulte El cáncer, el sexo y el cuerpo masculino.
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Actualización más reciente: febrero 1, 2020
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