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Pruebas para el cáncer de esófago

Por lo general, los cánceres de esófago se descubren cuando una persona presenta signos o síntomas. Si se sospecha de cáncer de esófago, se necesitarán estudios, pruebas y una biopsia (una muestra de células del esófago) para confirmar el diagnóstico. Si se descubre cáncer, se realizarán pruebas adicionales para ayudar a determinar la extensión (etapa o estadio) del cáncer.

Antecedentes médicos y examen médico

Si usted presenta síntomas que podrían ser causados por un cáncer de esófago, el médico le preguntará sobre sus antecedentes médicos para conocer sobre sus síntomas y posibles factores de riesgo.

Su médico también le hará un examen minucioso para detectar posibles signos de cáncer de esófago y otros problemas médicos.

Si los resultados del historial y el examen físico sugieren que usted podría tener cáncer de esófago, se realizarán más pruebas. Estas pruebas pueden incluir estudios por imágenes, biopsias del esófago, o ambos.  También es posible que le pidan que consulte con un gastroenterólogo (un médico especializado en enfermedades del sistema digestivo) para realizar más pruebas y tratamiento.

Estudios por imágenes para el cáncer de esófago

Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se pueden hacer por un número de razones tanto antes como después del diagnóstico de cáncer de esófago.  Estas razones incluyen:

  • Encontrar un área sospechosa que podría ser cancerosa
  • Saber cuán lejos se podría haber propagado el cáncer
  • Ayudar a determinar si el tratamiento es eficaz
  • Detectar posibles signos del cáncer que regresa después del tratamiento

Prueba de ingesta de bario

Si usted presenta dificultades  para tragar, a veces lo primero que se hace es una prueba de ingesta de bario. En esta prueba, se le pedirá que trague un líquido espeso y calcáreo llamado bario para recubrir las paredes del esófago. Cuando se toman radiografías, el bario delinea el esófago. Esta prueba se puede hacer por sí misma, o como parte de una serie de radiografías llamadas tránsito gastroduodenal(GI), que incluye el estómago y parte del intestino

Una prueba de ingesta de bario puede mostrar cualquier área anormal en el revestimiento interno del esófago normalmente uniforme, pero no se puede utilizar para determinar cuán lejos un cáncer se ha propagado fuera del esófago.

Esta prueba puede mostrar incluso cánceres pequeños y en sus comienzos. Los cánceres en etapas iniciales pueden aparecer como pequeñas masas redondas o áreas planas elevadas (llamadas placas), mientras que los cánceres avanzados aparecen como grandes áreas irregulares y pueden causar el estrechamiento del interior del esófago.

Por otro lado, la prueba de ingesta de bario también se puede usar para diagnosticar una de las complicaciones más graves del cáncer de esófago llamada fístula traqueo esofágica. Esto ocurre cuando el tumor destruye el tejido que se encuentra entre el esófago y la tráquea, y crea un hueco que los conecta. Cualquier cosa que se trague puede entonces pasar del esófago a la tráquea y a los pulmones. Esto puede ocasionar tos frecuente, dificultad para respirar o incluso pulmonía. Este problema se puede aliviar con cirugía o un procedimiento de endoscopia.

Tomografía computarizada

Una tomografía computarizada (CT) usa rayos X para producir imágenes transversales detalladas de su cuerpo. En lugar de tomar 1 o 2 imágenes, como una radiografía común, una tomografía computarizada toma muchas imágenes y una computadora luego las combina para mostrar una sección de la parte de su cuerpo que se está estudiando. 

Este estudio puede ayudar a determinar si el cáncer de esófago se ha propagado a los órganos y los ganglios linfáticos cercanos (grupos en forma de fríjol de células del sistema inmunitario a donde los cánceres a menudo se propagan primero) o a partes distantes del cuerpo.

Antes de realizar el estudio, se le podrá solicitar que beba aproximadamente entre 1 y 2 pintas (entre medio y un litro) de un líquido llamado contraste oral. Esto ayuda a delinear el esófago y los intestinos. Si está presentando problemas al tragar, usted debe informar a su médico antes de la CT.

Biopsia con aguja guiada por CT: cuando la zona sospechosa de cáncer está alejada de la superficie del cuerpo, se puede usar una tomografía computarizada para guiar la aguja de una biopsia hacia esta área y obtener una muestra de tejido para saber si hay cáncer.

Imágenes por resonancia magnética

Al igual que la CT, las imágenes por resonancia magnética (MRI) muestran imágenes detalladas de los tejidos blandos del cuerpo. Sin embargo, las MRI utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. La MRI también se puede utilizar para buscar posibles cánceres que se han propagado al cerebro y la médula espinal.

Tomografía por emisión de positrones

Para una tomografía por emisión de positrones (PET), se inyecta en la sangre un tipo de azúcar ligeramente radiactivo (conocido como FDG, por sus siglas en inglés) que se acumula principalmente en las células cancerosas. Estas áreas de radiactividad se pueden ver en una PET usando una cámara especial.

Estudio PET/CT: a veces se combina una PET con una CT usando una máquina especial que puede hacer ambos estudios al mismo tiempo. Esto permite al médico comparar las áreas de mayor radiactividad en la PET con la imagen más detallada de esa área en la CT.

Los estudios PET/CT pueden ser útiles:

  • En el diagnóstico del cáncer de esófago 
  • Si su médico cree que el cáncer se ha propagado, pero no sabe a dónde. Estos estudios pueden revelar propagación del cáncer al hígado, los huesos, o a algunos otros órganos. Para observar el cerebro y la médula espinal, no son tan útiles.

Endoscopia

Un endoscopio es un tubo flexible y estrecho con una cámara de vídeo diminuta y una luz en el extremo que se usa para observar el interior del cuerpo. Los estudios que usan endoscopios pueden ayudar a diagnosticar el cáncer de esófago o a determinar la extensión de su propagación.

Endoscopia superior

La endoscopia superior es un estudio importante en el diagnóstico de cáncer de esófago. Durante una endoscopia superior, usted está sedado (somnoliento) y luego el médico pasa un endoscopio (un tubo delgado y flexible con una luz y una pequeña cámara de video en el extremo) por la garganta y hacia el esófago y el estómago. La cámara del endoscopio se conecta a un monitor que permite que el médico observe claramente cualquier área anormal en la pared del esófago.

El cirujano puede usar instrumentos especiales a través del endoscopio para extraer (hacer una biopsia) muestras de tejido de cualquier área anormal. Estas muestras se envían al laboratorio para saber si tienen cáncer.

Si el cáncer está bloqueando la abertura (lumen) del esófago, se pueden usar ciertos instrumentos para ayudar a agrandar la abertura y permitir que pase alimento y líquido.

La endoscopia superior puede proporcionar al médico información importante sobre el tamaño y la propagación del tumor, lo que se puede usar para ayudar a determinar si el tumor se puede extirpar mediante cirugía.

Ecografía endoscópica

Por lo general, este estudio se lleva a cabo durante el mismo tiempo que la endoscopia superior. Para una ecografía endoscópica, una sonda que emite ondas sonoras se encuentra en el extremo de un endoscopio.  Esto permite que la sonda llegue muy cerca de los tumores en el esófago. Este estudio es muy útil para determinar el tamaño de un cáncer de esófago y cuán lejos ha crecido hacia áreas cercanas. También puede ayudar a mostrar si los ganglios linfáticos adyacentes podrían estar afectados por el cáncer. Si en la ecografía se observan ganglios linfáticos agrandados, el médico puede pasar una aguja hueca y fina a través del endoscopio para obtener muestras de biopsia. Esto ayuda al médico a decidir si el tumor se puede extirpar mediante cirugía.

Broncoscopia

Este estudio se puede realizar para un cáncer que se encuentra en la parte superior del esófago con el fin de ver si se ha propagado a la tráquea o a los bronquios (conductos que conducen desde la tráquea hasta los pulmones).

Toracoscopia y laparoscopia

Estos exámenes permiten que el médico observe los ganglios linfáticos y otros órganos cercanos al esófago en el interior del pecho (mediante toracoscopia) o del abdomen (laparoscopia) a través de un tubo hueco que tiene una fuente de luz y que se puede usar para obtener muestras de biopsias.

Estos procedimientos se realizan en el quirófano (sala de operaciones) mientras usted está bajo anestesia general (dormido profundamente). Se hace una pequeña incisión (corte) en el lado de la pared torácica (para toracoscopia) o el abdomen (para laparoscopia). Algunas veces se hace más de un corte. El médico entonces inserta un endoscopio (tubo delgado que tiene una fuente de luz y una pequeña cámara de vídeo en el extremo) a través de la incisión para observar el espacio que rodea el esófago. El cirujano puede pasar instrumentos delgados hacia ese espacio para tomar muestras de los ganglios linfáticos y hacer una biopsia para saber si el cáncer se propagó. Con frecuencia esta información es importante para decidir si una persona probablemente se beneficiará de la cirugía.

Pruebas de laboratorio de las muestras de biopsia

Por lo general, se realiza una biopsia si se sospecha de un cáncer de esófago que se descubre mediante la endoscopia o un estudio por imágenes. En una biopsia, el médico extrae un fragmento de tejido con un instrumento para cortar que se pasa a través del endoscopio.

Pruebas de HER2: si se encuentra cáncer de esófago, pero está demasiado avanzado como para realizar una cirugía, es posible que se realicen pruebas del gen o proteína HER2 en las muestras que se obtuvieron para la biopsia. Algunas personas con cáncer de esófago producen demasiada cantidad de gen o proteína HER2 que ayuda a las células a crecer. Un medicamento llamado trastuzumab (Herceptin) que se dirige a la proteína HER2 puede ayudar a tratar estos cánceres avanzados cuando se usa con la quimioterapia. Solo los cánceres que tienen demasiada cantidad de gen o proteína HER2 suelen responder a este medicamento, razón por la cual los médicos pueden hacer pruebas de esta proteína a las muestras del tumor. (Consulte Terapia dirigida para el cáncer de esófago).

Pruebas de PD-L1: se pueden realizar pruebas a un cáncer de esófago que no se puede tratar con cirugía o se ha propagado a sitios distantes para saber si produce una proteína de puesto de control llamada PD-L1. Esta proteína se encuentra en 35% a 45% de los cánceres de esófago. Los tumores que producen esta proteína podrían tratarse con el medicamento de inmunoterapia pembrolizumab.  

Pruebas MMR y MSI: las células cancerosas esofágicas pueden analizarse para ver si muestran altos niveles de cambios genéticos llamada inestabilidad de microsatélites (MSI), o si tienen cambios en cualquiera de los genes  (MLH1MSH2MSH6PMS2) de reparación de discordancias (MMR).

Los cánceres esofágicos que dan positivo para MMR o MSI alta y no pueden tratarse con cirugía, han regresado después del tratamiento inicial o se han propagado a otras partes del cuerpo podrían responder a la inmunoterapia con el medicamento pembrolizumab.

Análisis de sangre

El médico podría ordenar ciertos análisis de sangre si cree que tiene cáncer de esófago.

Hemograma completo (CBC): esta prueba mide los diferentes tipos de células en su sangre. Puede indicar si tiene anemia (muy pocos glóbulos rojos). Algunas personas con cáncer de esófago tienen recuentos bajos de glóbulos rojos porque el tumor ha estado sangrando.

Enzimas hepáticas: es posible que también se haga una prueba de sangre para verificar su función hepática, ya que el cáncer esofágico puede propagarse hacia el hígado.

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De Mello RA, Castelo-Branco L, Castelo-Branco P, et al.   What Will We Expect From Novel Therapies to Esophageal and Gastric Malignancies? In: Dizon DS, Pennell N, Rugo HS, eds. Am Soc Clin Oncol Educ Book. 2018: 249-261. 

Ku GY and Ilson DH. Chapter 71 – Cancer of the Esophagus. In: Niederhuber JE, Armitage JO, Dorshow JH, Kastan MB, Tepper JE, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 6th ed. Philadelphia, Pa. Elsevier: 2020.

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Posner MC, Goodman KA, and Ilson DH. Ch 52 - Cancer of the Esophagus. In: DeVita VT, Hellman S, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 11th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott-Williams & Wilkins; 2019. 

Actualización más reciente: marzo 20, 2020

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